Posted by : Equipo de Catequesis sábado, 10 de mayo de 2014




Este domingo 11 de mayo, domingo del Buen Pastor, celebramos la 51 Jornada de Oración por las Vocaciones.

He conocido a muchos jóvenes quienes han estado interesados por la vida religiosa o sacerdotal. Al inicio se muestran muy emocionados de seguir a Jesús, por descubrir lo que Jesús les ofrece. Sin embargo, buen número de estos jóvenes no perseveran en el arduo camino del discernimiento vocacional. Uno de los obstáculos más frecuentes entre los jóvenes es, “quiero, pero no puedo.” Muchas veces anteponer los compromisos familiares, sentimientos o apegos lleva  a los jóvenes a hacer a un lado la inquietud de seguir a Jesús más de cerca. Por otro lado también tenemos los jóvenes que se muestran muy emocionados por seguir a Jesús, pero lo que realmente los motiva es lo externo, la belleza de la iglesia, que la gente los estime o simplemente vestir un hábito. Lamentablemente esta no es una auténtica vocación. Entonces, ¿cómo hacer para saber si vale la pena dejar TODO y seguir a Jesús? Primero hay que tener una vida de oración, si no hay una vida de oración antes de la vocación, costará mucho desarrollarla durante la vocación, y las vocaciones tibias faltas de oración no sirven a la iglesia. A vida de oración no nos referimos a pasar horas y horas de rodillas, en penitencia, simplemente amar estar con Jesús y entregarle, aunque sea en pocos minutos, nuestro corazón, por medio de la oración.

Luego, hay que tener decisión y convicción. No hay que dejarnos llevar por los sentimientos y emociones. Seguir al Señor, además de ser un llamado, es una decisión. Involucra una conversión y una renuncia continua, como cualquier profesión, pero sólo que la vocación religiosa trae consigo el mejor pago. Decía una Santa “he DECIDIO seguir a Jesús.” Nótese el verbo decidir, no dice he sentido, me ha gustado, sino todo lo opuesto. Ha doblegado su propio yo, su pasiones y emociones para hacerse una ofrenda al Dios vivo y verdadero.

Y el último punto que queremos mencionar (a pesar que hay algunos cuantos más) es el ser auténtico. Decía San Juan Bosco “Para nosotros la base de toda santidad consiste en estar siempre ALEGRES.” Iniciar una vocación no es pasar triste, con caras largas, o muy serios y llenos de formalismos. Los jóvenes deben conservar su espíritu joven y los mayores deben aún más conservar esa alegría de la juventud interior. Ser auténticos involucra seguir a Jesús, así como eres, ser totalmente humanos con limitaciones y defectos, pero en dispuestos a transformar cada día tu corazón.

Si has sentido el llamado del Señor o quieres descubrir lo que significa ser religios@ o sacerdote, simplemente acércate a la congregación que te llame la atención, descubre más de su espiritualidad, examina si te identificas con su forma de vida y pide al Señor que ilumine tu mente, fortalezca tus decisiones y te ayude a seguirle con santidad y generosidad.




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