El sábado 6 de septiembre vivimos una tarde llena de bendiciones, no por los cantos, oraciones, compañía o lugar. Simplemente y maravillosamente porque estuvimos junto a Jesús el Señor. Con solo el hecho de estar frente a Jesús sacramentado, "Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz" Salmo 18, nuestra alma recibe miles de gracias sin siquiera pedirlas. 

Es un momento para mirarse en el espejo de eternidad, Jesucristo, y descubrir el plan que tiene para nuestra alma. Esta Tarde Eucarística también es el momento de reunión de los hermanos. La Escuela de María, el Equipo de Catequesis y el Ministerio de Música Ángelus se dieron cita para adorar a Jesús, con el canto, con la oración, con su presencia.

Que la presencia de Jesús Sacramentado se convierte en un necesidad para nuestras vidas!