Un año más celebramos el Domingo Mundial de las Misiones – DOMUND  - especialmente dentro del contexto muy significativo que vive la Iglesia. Hace pocas horas culminaba el Sínodo sobras las Familias, que ha tocado puntos muy sensibles y controversiales, teniendo hasta el momento muy buenos resultados. Nuestra Iglesia Franciscana en Centroamérica también vive un momento de gracia al reunir a sus frailes para el Capítulo Provincial Electivo. Y dentro de este contexto de renovación que vivimos el domingo mundial de las misiones.

Más que una celebración, es un domingo de reflexión, para hacer un alto y atender la necesidad de nuestro hermano y ponernos manos a la obra para ayudar. El Santo Padre ha insistido en la necesidad de renovar la iglesia, de tener una iglesia “que se enrolla las mangas y mira a los pobres.” Es triste encontrar personas con una mentalidad limitada, quienes piensas que ser misionero es “meterse a tequio” y tratan de evadir los compromisos en la Iglesia. Quienes también piensan que ser misionero es para las religiosas, religiosos, para los ancianos o quienes no tienen una vida social. Pero, ¿adivinen qué? Ser misionero es una obligación, para ti y para mi! San Francisco era muy claro con sus frailes sobre esto y siempre les recordaba “Prediquen el evangelio siempre, y cuando sea necesario utilicen palabras.” Ser misionero es vivir comprometido con el evangelio de Jesucristo, es tratar de ayudar a mi hermano que me necesita, a mi iglesia, a mi familia. Es por eso que este domingo deber ser para nosotros un alto y evaluar si mi ardor misionero durante el año ha estado ardiendo o ya solo quedan cenizas.

Feliz día de las misiones! Hoy es el dia para iniciar a marcar la diferencia, a llevar a Cristo a los hermanos, a comprometernos con Jesús, teniendo siempre en mente las palabras del pobrecillo de Asís "Empecemos, hermanos, que hasta ahora poco o nada hemos hecho"