Posted by : Equipo de Catequesis viernes, 31 de enero de 2014

No basta saber las cosas, es necesario practicarlas.

El demonio no puede resistir a la gente alegre.

La dulzura en el hablar, en el obrar y en reprender, lo gana todo y a todos.

¡Cuántas almas se pueden atraer con el buen ejemplo!

No basta amar a los niños, es preciso que ellos se den cuenta que son amados.

Por mucho que nos critiquen sigamos nuestro trabajo adoptando el siguiente sistema y precioso lema: obrar bien y dejar a la gente que hable.

No nos creamos necesarios.

Hay tres clases de compañeros: unos buenos, otros malos, y otros, en fin, que no son ni lo uno ni lo otro. Debéis procurar la amistad de los primeros; ganaréis mucho huyendo completamente de los segundos; en cuanto a los últimos, tratadlos cuando os sea necesario,evitando toda familiaridad.

Si tuvieses que morir en este momento, ¿a dónde irías?

¡Ánimo! Todo pasa. Ama tu trabajo y no dejes de cumplir tu deber cada día.

Demos bastante si queremos conseguir mucho.

La Eucaristía y la Virgen son las dos columnas que han de sostener 
nuestras vidas

Tristeza y melancolía fuera de la casa mía

Nunca hay que decir « no me toca», sino « ¡Voy yo!»


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